En el episodio anterior hablábamos sobre la importancia de los instrumentos para lograr un sonido grande y de cómo podemos prescindir de un entorno acústico para instrumentos como bajo, guitarra eléctrica y electroacústica, así como sintetizadores de hardware y software. ¿Pero qué sucede con los demás instrumentos?
Cuando hablamos de instrumentos de cuerdas, alientos, metales y demás, tenemos que recurrir forzosamente a micrófonos y un espacio acústico; por lo que abordaremos esto cuando hablemos de micrófonos, por hoy nos enfocaremos en dos casos especiales: piano y batería.
Para esto debemos abordar uno de los temas que más causan confusión en los músicos y que pueden ayudar a recortar costos sin perder calidad de sonido e interpretación musical.
MIDI
Piano y batería son los instrumentos más complicados de grabar de manera acústica, en el caso del piano, no solamente se deben tener técnicas de microfoneo muy finas sino que los micrófonos deben ser muy buenos y el espacio acústico debe ser amplio y muy bien tratado; además del hecho de que el propio instrumento para ser de buena calidad debe ser muy pero muy costoso y ya no digamos moverlo de un lugar a otro.
La batería es un caso similar, pues simplemente una tarola premium ronda los 1,500 dólares, y ni qué decir del resto de la batería y platillos o de la cantidad de micrófonos necesarios, las técnicas de microfoneo y el espacio acústico.
Aquí es donde el midi entra en juego y es una herramienta muy poderosa, pero muchos músicos piensan que grabar en midi es lo mismo que programar una secuencia. Nada más lejos de la realidad pues cada nota midi recoge con absoluta precisión los 5 componentes fundamentales de la interpretación musical: ataque, velocity, sustain, decay y release; así como el tiempo en el que ocurren y su duración. Por esta razón, si por ejemplo ponemos un teclado y grabamos al pianista en midi, en realidad lo que estamos grabando es la interpretación del músico, con toda su técnica, emoción y toque personal, aquí te pongo un ejemplo donde para grabar al artista, utilizamos un Roland con teclas de piano y lo grabé en la sala de su casa.
El caso de la batería es similar, sólo que hacerlo a través de midi no resulta muy bien en los platillos por lo que utilizamos una técnica llamada drum enhancement, donde el software es capaz de identificar las mismas características del sonido que el midi pero desde una señal de audio. Con esta técnica, no necesitas acústica ni microfonía tan sofisticadas al momento de grabar por lo que prácticamente cualquier estudio y batería sirven. El sonido final se añade en la mezcla, el álbum de Dorian Z es un excelente ejemplo de esta técnica.
Como puedes escuchar, el sonido es grande y potente, totalmente profesional, pero a una fracción del costo si se hubiera grabado en un estudio profesional con una batería premium.
Otra cosa que debes tener muy en cuenta cuando trabajas con baterías e instrumentos midi es evitar cuantizar, sí, esa tendencia a poner todo perfectamente a tiempo pues aunque es muy válido corregir el tempo de un par de notas, no existe nada más efectivo para quitarle la vida y la emoción a una grabación que cuantizarla.
Además de batería y piano, puedes recurrir a instrumentos midi para grabar texturas como camas de cuerdas y metales, o algunos adornos y pasajes sencillos como un arpa o una flauta; hay instrumentos como el oboe o el clarinete, con los que puedes hacer cosas más complejas sin que se sienta artificial, pero siempre hay un punto ya sea de complejidad o de protagonismo de un instrumento donde ya debes recurrir al músico real. Un productor te puede ayudar mucho a definir hasta donde ir en cuanto incorporar estos instrumentos.
Con este episodio y el de la semana pasada, ahora tienes una guía muy completa para elevar significativamente la calidad de tu sonido en lo que a instrumentos se refiere, la próxima semana hablaremos del segundo componente en nuestra búsqueda por un sonido grande: los micrófonos.
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